jueves, 30 de abril de 2009

El viaje del elefante



Esta tarde influenzosa mis queridos y muy apreciados lectores, les quiero recomendar ampliamente un libro que me di a la tarea de leer en estos días de asueto en los que la lectura ha sido mi refugio contra las trombas de información vacía que surgen a cada minuto en nuestros mediocres medios de comunicación.

El libro del que les hablo es de un escritor portugués, que francamente no dudaría ni un segundo que por lo menos han oído su nombre alguna vez o mucho mejor han tenido a bien leer sus trabajos, me refiero a José Saramago, nacido en Azianhaga en 1922 y Premio Nobel de Literatura en 1998, uno de los más grandes escritores de nuestros tiempos.

“El viaje del elefante” que es una combinación de hechos históricos reales e inventados. Cuenta la historia del viaje de un elefante asiático –como lo dice el título- ya que éste fue regalado en el siglo XVI por el rey Juan III a su primo el archiduque Maximiliano de Austria.

Pero su entrega no fue fácil sino que sucedieron muchas circunstancias y vicisitudes en el camino de las cuales Saramago nos hace participes magistralmente. Lleno de sentimientos y plagado de metáforas, estoy seguro de que este libro dejará en ustedes un sabor de boca muy agradable; un cuento que deja entrever grandes relaciones con la vida de cada ser humano y su paso por esta tierra.

Las injusticias que pasó Salomón por los caprichos de algunos cuantos y la ternura de un cornaca entregado a su trabajo, no puede estar demasiado tiempo lejos de su biblioteca personal, por eso los invito de la manera más atenta a leer, leer y leer.
Saludos

Estaba en la librería –en una de mis favoritas-, de repente un ente con un cubre bocas azul –de esos que no sirven ni para sacudir y que están más porosos que un queso añejo de esos que son deliciosos- me miró y se dio la vuelta para pasar por un espacio tan pequeño que pensé que él iba a tirar unos cuantos libros. En lugar de toparse conmigo, este sujeto prefirió darse la vuelta e irse por un lugar más angosto que el pasillo en el que yo estaba, todo esto –supuse yo- para no contagiarse… yo… yo me reí… acaso ¿tengo cara de influenza?

Cuestiones que me preocupan


¿Es esta cuestión de la influenza, producto de una conspiración bio-tecnológica?, ¿Es acaso un distractor?, ¿Nos han robado la primavera o… la inocencia? Quién sabe, pero hay varias cuestiones detrás de todo este embrollo que como dice el título: me preocupan.
Los “niños mueble”
He disfrutado estos días de “asueto” forzado –bueno no tan a la fuerza- de momentos muy gratos en compañía de Nietzsche, Savater, Kafka y Saramago, pero esto de estar leyendo me ha traído varias reflexiones, pero quizá una de las más importantes es: ¿Qué demonios están haciendo los niños en su casa? Y es que los mexicanos tenemos una poca cultura del auto-aprendizaje, de la auto-didáctica. Para ser sincero, considero que los niveles de metacognición son pobres.
La educación –y no es el tema principal de mi columna- no cumple con ésta función tan esencialmente social de no sólo enseñar y aprender sino de enseñar cómo aprender a aprender, y sumado a esto tenemos padres irresponsables o muy “ocupados” que dejan la educación a los programas de televisión abierta, que desde mi punto de vista no son basura, sino lo que le sigue.
Los niños ociosos estos diez días –y a lo mejor más- como muebles recibiendo un cúmulo de información de la cual serán presas fáciles, como estúpidos ensimismados, es algo que me preocupa, y es que no estamos preparados para este tipo de contingencias, a pesar de toda la disque tecnología que se tiene en México no hay otra más que asistir a las aulas, pudiendo hacer mucho más; y es que tomando en cuenta de que son pocas las personas que no cuentan con una “tele”, se pudieran tomar decisiones más asertivas, pero antes, por supuesto, están los intereses de las televisoras. Pero allá cada quien y su consciencia y los hijos que quiera tener, sólo que se tiene que entender que tanto maestros, gobiernos y padres somos corresponsables no sólo los primeros.
Mis “cinco gramos”
Nuestros inteligentísimos políticos mexicanos acaban de pasar una ley que legaliza la posesión de las siguientes drogas en ciertas cantidades, y no es que esté en contra, quizá no sé si esto es lo óptimo en México, pero simplemente quiero despertar en ustedes queridos lectores ciertas reflexiones que espero puedan ser utilizadas en debates posteriores: estamos de acuerdo en que esto permitirá no tratar a los consumidores como narcotraficantes, pero ¿por qué sí se castiga a los fumadores o a los alcohólicos? Además no es una contradicción estar luchando en contra del narcotráfico y no atacar a la demanda, ¿no será esto fácilmente confundido con narcomenudeo? En fin ojalá y puedan dejar sus opiniones en este medio.
Pero bueno mis amigos pachecos les presento esta información de las cantidades y las variedades, pasen… a leer:
- Opio (crudo, para fumar), 5 gramos
- Heroína, 25 miligramos
- Marihuana, 5 gramos
- Cocaína, 500 miligramos
- LSD, ,015 miligramos
- MDA, 200 miligramos
- MDMA (éxtasis), 200 miligramos
- Mescalina, 1 gramo
- Peyote, 1 kilogramo
- Psilocibín (concentrado, puro, ingrediente activo), 100 mg.
- Hongos alucinógenos (crudo, recién cosechado), 250 mg.
- Anfetaminas, 100 mgs.
- Dexanfetaminas, 40 mg.
- Fenciclidina (PCP, o polvo de ángel), 7 mg.
- Metanfetaminas, 200 mg.
- Nalbufina (opiato sintético) 10 mg.

"La persona que decide usar drogas por sí mismo no es una víctima inocente. Ha escogido por sí mismo ser una víctima... Yo no creo que sea moral imponer altos costos a otras personas de sus propias decisiones." - Milton Friedman
Las “dos psicosis”

POSDATA

Mis queridos amigos izquierdosos y pseudo-izquierdosos ¿no se están dando cuenta de que también ustedes están siendo presa de la psicosis colectiva? Y mis no-amigos PAN-démicos ya bájenle dos rayitas, bastantes representantes tienen en los medios de comunicación como para andar de fatalistas también ustedes.
Tengo que decirles que vuelvo a recibir ese video de “La doctrina del Shock”-que por cierto ese libro tiene más de un año- o ese mail de los cuidados que tenemos que tener, o ese mail de la supuesta conspiración Dan Brownesca y amenazo con irme de pirata Somalí (parafraseando South Park).
Pónganse a hacer cosas más productivas que pensar en que un mundo nos vigila o que el fin del mundo ha llegado; no sería nada nuevo que el fin toque a las puertas en México ¿Recuerdan esas teorías que dicen que la era de los dinosaurios concluyó con un meteorito en Yucatán?
Y mientras veo a secretarios de estado más confundidos cada vez, dando cifras sin sentido y nada cerca de lo que dicen otras instituciones internacionales y veo a un México sin las tecnologías necesarias para dar respuestas certeras pero con científicos que se van al gabinete de Obama, me despido dejándoles un abrazo, un saludo y un beso, aunque luego les pegue la influenza o ¿les da miedo que haga esto por la influencia de la influenza? Y ya dejen en paz a los puerquitos –los animales que nos comemos como chicharrón- ellos no tienen nada que ver en esto…

Einstein


El pasado 14 de marzo del presente año festejamos 130 años del natalicio de una estrella, y no precisamente de la televisión, sino de la física: Albert Einstein. Hoy, quiero escribir sobre él, en particular porque sin duda representa un personaje que quizá fue uno de los más aclamados y queridos del siglo pasado –toda una institución-, pero también porque en lo personal lo admiro y le guardo un profundo respeto.
Me gustaría ser físico, sólo por momentos –sobre todo cuando leo de sus trabajos- para poder entender sus teorías, entenderlo a él, eso de la curvatura del espacio tiempo, el efecto fotoeléctrico, la supersimetría etc., descubrimientos que hicieron historia y que sin ellos no se podrían sustentar otros tantos conocimientos que de física en la escuela nos enseñaron. Pero imagínense eran difíciles de comprender hasta para sus colegas contemporáneos, para Albert no fue nada fácil probarlos.
Einstein es conocido especialmente por su “Teoría general de la relatividad” y su ecuación E = mc2, misma que vino a romper con muchísimos años de paradigmas alrededor de la gravedad, aunque cabe mencionar que no fue por este trabajo que recibió el premio Nobel en 1921, sino por su estudio del efecto fotoeléctrico.
A edades tempranas Albert, –aunque no lo crean- no demostró ser un estudiante brillante sino por el contrario, tenía problemas de lenguaje y en realidad mostraba lentitud para aprender, problemas escolares con los que lidio hasta acabada la universidad donde al salir no consiguió trabajo, ya que no era nada grato para sus profesores. Le debe el cariño a las ecuaciones a su tío Jacov quien, cuando era niño y lo llevaba a cazar le explicaba todo en términos de “x” y de “y”, de ahí nació su amor a las matemáticas -mismas con las que sustentó sus teorías-.
Einstein lidió con el hambre, la necesidad y la segregación al irse a Suiza, lugar del que posteriormente consiguió su nacionalidad. Contrajo matrimonio con una colega llamada Mileva años después; algunos estudiosos dicen que ella le ayudó al inició de sus investigaciones, otros más contradicen esto argumentando que la relación era distante ya que Albert gustaba de la soledad y era una persona complicada.
¿Machista?, quien sabe, pero basta con leer el contrato que le iba a hacer firmar a Mileva como condición para regresar con ella para saber que no era una persona fácil en las relaciones; condiciones como: llevarle de comer tres veces a su recamara, no dirigirle la palabra a menos que él lo pidiera, no esperar que fuera cariñoso, eran algunas de las clausulas. Einstein confiaba tanto en que su talento lo haría ganar el premio Nobel, que al separarse de ella él le prometió el dinero que recibiría por este galardón para la manutención de sus dos hijos procreados con la también científica.
Albert Einstein es un genio que mostró que no hay nada imposible, que no hay límites más que los que nos imponemos nosotros mismos, que no importa lo que digan los demás, podemos hacer grandes cosas que transformen al mundo, que mejoren nuestro espacio-tiempo, a él se le adjudica la frase: “Los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición de parte de mentes mediocres”.
Einstein fue un pacifista empedernido, fue difícil para él ver la destrucción de la guerra, formó comités, escribió manifiestos, todo esto para probar que había mejores caminos para el entendimiento humano. No se puede entender el siglo XX sin este físico judío-alemán-suizo-estadounidense, rompió con Newton y los conocimientos hasta entonces existentes, hizo algo que muy pocos: demostrar que no importa el contexto en el que nos desarrollemos podemos hacer la diferencia, y que por supuesto que habrá ocasiones en que tengamos que luchar contra corriente.
Tímido, retraído, de mirada muy profunda, alocado, despeinado, carismático, con un ángel sin igual, creo que vale la pena recordarlo; y quizá omití demasiados detalles, como, que su vida culminó al lado de su prima, que tuvo dificultad para probar su teoría de la relatividad, que era un excelente violinista… pero esto es porque quiero simplemente que lo traigamos a nuestra memoria, que dediquemos un momento a leer más sobre él y sus magníficas obras para el mundo, a investigar de ese hombre que alguna vez dijo: que “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”, por eso los invito a disfrutar de Albert, no podemos dejar de saber de alguien que hizo con tanto cariño y pasión tantas cosas por el género humano. Ya para finalizar, él alguna vez comentó que tenía tres ideales para afrontar la vida: la belleza, la bondad y la verdad; queridos lectores hagamos de éstos nuestros estandartes.

¿Por qué Utopía?


Aunque actualmente se utiliza la palabra “utopía” y sobre todo el adjetivo “utópico” en sentido muy vago y genérico, que para unos significa “absurdo” o “irrealizable” mientras que para otros equivale al ímpetu racional de transformar positivamente el mundo y acabar con las injusticias, el término debería ser empleado en tanto más preciso. Provienen, como es sabido, de un relato fantástico titulado precisamente así –Utopía- que escribió en 1516 sir Tomás Moro, un personaje notable que reunió atributos tan escasamente conciliables como ser pensador, estadista, mártir de la fe y santo de la iglesia católica. Su relato “Utopía” tiene algo de sátira y mucho de experimento mental: “Cómo serían las cosas si…” Desde el propio título la ironía de Moro juega con ambigüedades calculadas, porque según su etimología griega “u-topía” significa “lugar que no está en ninguna parte” (es decir un no-lugar) pero también suena parecido a “eu-topía”, lugar bueno, el lugar del bien (Savater, 1999).